Cómo mantener un MVP y al mismo tiempo destruir tu equipo
November 1, 2022Por: Roberto Pérez :: Asesor gerencial
En esta oportunidad voy a interrumpir la secuencia de comentarios que había iniciado sobre el rol estratégico del CFO para referirme a un tema que desde hace algunos días me viene seduciendo y que considero deja una importante lección a todos aquellos que tenemos participación en la toma de decisiones gerenciales.
Sin embargo, esta vez, no se lo crean, podría parecer trivial, ligero o light, como a algunas personas les gusta decir, pero no se trata de mis experiencias en la gestión laboral o de asesoría, es de la experiencia vista desde afuera de un equipo de football americano. Como todos bien saben, los equipos de las ligas profesionales de los Estados Unidos mueven siempre muchos millones de dólares en cada temporada, y si bien en algunos casos no se les toma como grandes corporaciones, en realidad si lo son, aunque algunas, como las de este caso, a veces las gerencian como verdaderos bienes de difunto.
En este caso me voy a referir al equipo que desde hace más de 27 años soy fan: Green Bay Packers. Los Green Bay Packers son un equipo de los más antiguos en jugar profesionalmente en ligas de fútbol americano, tienen más de 100 años de existencia, es el equipo más ganador de títulos en Estados Unidos con 13, a pesar de haber ganado sólo 4 Super Bowl como tal.
Pero volviendo al tema del encabezado de este comentario, resulta que el año pasado Aaron Rodgers el Quarterback (QB) estrella de los Packers fue nombrado MVP (Most Valuable Player) de la temporada. Obtener su cuarto MVP en su carrera, no era nada raro tomando en cuenta las estadísticas que había acumulado durante la temporada. Como el propósito de este artículo es establecer una relación entre lo que está ocurriendo con los Packers y lo que podría llegar a ocurrir con una empresa cualquiera como las que hay miles de todos los tamaños en Costa Rica, me voy a enfocar en lo que ha hecho esta organización para conservar a un MVP que ya no quería estar más en el equipo, dejando de lado la realidad que ningún logro individual debe estar por encima del desarrollo y fortalecimiento del conjunto.
Para quedarse en Green Bay, Rodgers firmó un contrato por la suma de $150 millones por 3 temporadas, Aaron tiene 38 años, o sea que quiere seguir el ejemplo de Tom Brady quien sigue jugando todavía, con más de 40 años en un deporte tan rudo como este. En ese momento, Rodgers, estrella de la NFL se convirtió en el QB mejor pagado de toda la NFL. A diferencia de Brady que tiene 7 Super Bowl (SB) ganados de 10 en los que ha participado, Rodgers solo ha ganado 1, ha participado en 1, ha perdido la oportunidad de ir a un SB en 4 ocasiones en el juego de campeonato: 2015 frente a Seattle Seahawks, 2017 contra Atlanta Falcons, 2020 contra San Francisco 49ers y en 2021 ante los Tampa Bay Buccaneers de Brady precisamente.
Ante este desempeño más que discreto en los momentos cruciales, donde el temple y valía de un verdadero líder de equipo debe salir a relucir, muchos analistas que en su gran mayoría son exjugadores profesionales, no cualquier hijo de vecino, han cuestionado el verdadero carácter y capacidad de este hombre de llevar adelante a su equipo, máxime cuando su propio entrenador en jefe era un joven debutante hace ya 3 temporadas. Paralelamente, debido a que hay topes salariales para las planillas en la NFL, los Green Bay Packers tenían entonces que ver cómo prescindían de otros jugadores para poder pagarle esa cantidad de dinero a Rodgers, y lograr reducir el valor de su planilla para no sobrepasar los límites, lo que hace a un equipo estar sujeto a sanciones y eliminación de contratos. Para este año 2022 el salary cap o tope salarial es de $208 millones para cada equipo.
No sé a ustedes, pero a mí se me hace tan interesante esto, que ya se hizo largo, resumiendo: por mantener a Aaron Rodgers los Packers tuvieron que dejar ir a Davante Adams, líder receptor de ese equipo y uno de los mejores de la liga, mancuerna preferida de Rodgers y gracias a cuya seguridad de manos y calidad de recorridos, hizo posible más de 1,500 de las 4,115 yardas acumuladas por Rodgers y que contribuyeron a hacerlo MVP. Para compensar la salida de Davante, no consiguieron ningún agente
libre de peso, ni siquiera en el Draft usaron las primeras dos selecciones para obtener receptores talentosos. Resulta que ahora Rodgers se queja de que no tiene receptores, que estos no se aprenden las trayectorias y que por tanto no les tiene confianza, simplemente no les lanza, o si les lanza botan sus pases. Eso es cierto, pero debió trabajar en conjunto con la Gerencia General y el cuerpo de entrenadores para formar un equipo competitivo como Brady si hizo en Tampa Bay. Y quizás llegar un poco antes al campamento de entrenamiento para que los novatos se familiarizaran con su forma de jugar y no “hasta el día que le tocaba presentarse”.
Cuando Brady se fue de los Patriots, muy pocos pensaron que lograría un nuevo anillo de campeón ese mismo año, mucho menos Bill Belichick. Lo logró porque propuso que junto con su llegada se hicieran otras contrataciones incluida la de su gran amigo y extraordinario Tight end Rob Gronkowsky, pieza clave para lograr el SB en 2021.
Los resultados para Green Bay, primera campaña perdedora desde el 2008 (estando Rodgers al mando de la ofensiva), el rating de Rodgers es uno de los más bajos en toda su carrera, ubicándose en el lugar 26 en la liga después de ser #1 el año pasado.
Pero, ¿es todo esto únicamente responsabilidad de Rodgers? Por supuesto que no! También la gerencia general y la presidencia del equipo le han negado durante años una línea ofensiva de élite, así como buena defensa y equipos especiales, en conclusión un equipo completo, como si eso fuera un capricho del millonario jugador. Incluso le han “abofeteado” prácticamente en la cara al contratar en el draft del 2021 a Jordan Love como su inminente reemplazo. Rodgers contestó ese año ganando el MVP. Como en muchos disgustos, es difícil saber en qué lado empezó este, pero para ser equilibrado, considero que comenzó en la dirección del equipo que no hizo su mejor esfuerzo año tras año para acuerpar a su “jugador franquicia” con un equipo capaz de llegar siendo competitivo a las últimas instancias, incluido el entrenador en jefe.
¿Hay una situación de esas características en su empresa? ¿Alguien que considera que debe prevalecer lo que ellos dicen, hacen o quieren por encima del resto del equipo? ¿Qué le manifiestan abierta o solapadamente a los demás incluidos clientes que no desean formar parte de su equipo, pero que lo que se ganan es lo que los mantiene en ese lugar? ¿Se preocupan por trabajar la “milla extra” para poner a sus colaboradores o pares al nivel de juego que se supone deben de tener para lograr los más altos niveles de excelencia? O se limitan a llegar al filo de la hora porque ya se conocen todo. ¿Hay una dirección o gerencia que no sabe cómo resolver o administrar estos casos?
Muchas consideraciones semejantes se ven en las empresas cuando se trata de lograr resultados concretos, tangibles, datos positivos para todo el equipo no sólo para algunos “iluminados”, alcanzando la armonía y el equilibrio en el equipo completo. Para enfrentarlas con éxito se requiere buena información, habilidad en la forma que se presentará esa información o lo que es lo mismo, saber cómocontar la historia, ser un buen “storyteller”, objetivos bien definidos, una hoja de ruta para alcanzarlos y buenas habilidades negociadoras para comprender no sólo las expectativas explícitas sino los deseos implícitos de las partes.