¿Cómo vas con la pandemia? ¿Bien virtualizado… y vos?

Imagínese que si los humanos ya veníamos adoptando lo “virtual” antes de que toda esta locura de la pandemia Covid-19 cayera como un “bucket challenge de piedras” sobre la cabeza del mundo entero, ahora estamos adoptando una digitalización acelerada, provocada por el autoconfinamiento en casa. Sin otra opción estamos abrazando la virtualización de prácticamente todo: O sea… ¡mi hijo de 7 años me ha dado tips para usar Zoom!


La digitalización de nuestras relaciones sociales (familiares, trabajo, sentimentales), el entretenimiento escurriéndose desde el streaming y la adopción masiva del e-commerce (comida, artículos y hasta el envío de queques de cumpleaños en fechas especiales) están demandando un desempeño de alto nivel a toda la red tecnológica que hace posible esto (telecomunicaciones, red eléctrica, apps, sitios de compra, procesos de compra y entrega, plataformas de colaboradores).


Al final, toda esta parafernalia de procesos técnicos son los que en parte crean la percepción actual que las marcas forman en sus clientes. Para bien o para mal, la sonrisa amable de la recepcionista se quedó atrás, sustituida por una interfase amigable e intuitiva. Y al final, la capacidad de respuesta de las marcas también depende de esta red tecnológica. Como se venía dando desde hace un tiempo, pero hoy más que nunca. ¡Marketing en tiempos de Covid-19!


Las marcas deben entender su caso en particular, tener claro como estos tiempos extraños que vivimos están modificando a su mercado y a ellos mismos. Por tanto, para poder ofrecer soluciones que sean verdaderamente relevantes para sus clientes, las marcas deben entender la incidencia personal que pueden crear.


Todos hablamos de la “nueva normalidad”. Sí, llegará un momento cuando, como dice el hashtag: “todo pasará”. Pero hay que entender que muchas de las situaciones a las cuales como humanos nos hemos adaptado, ahora serán adoptadas en el futuro inmediato. Ya varias empresas transnacionales han indicado que los miles miles de dólares que están pagando por metros cuadrados de espacios en oficentros, podrían ser ahorrados si adoptan una política de work-from-home más agresiva que la que practicaban antes de la pandemia. Menudo experimento mundial el que vivimos y que viene abriendo los ojos de muchos. Esa será la “nueva normalidad”: la normalidad donde estaremos viviendo todos, tras haber sido filtrados por lo que estamos pasando hoy. Tomaremos nuevas medidas de higiene, de seguridad, de convivir, de gastar. De favorecer a unas marcas sobre otras.


¿A cuál futuro nos estamos acercando más rápidamente que antes?

A la economía de la experiencia virtual: pagaremos por experimentar cosas aunque sea de forma virtual. A final de cuentas: como dijo Morfeo en The Matrix ¿Qué es real?


E-commerce a full: experiencias más inmersivas, más experienciales, en tiempo real.


Las necesidades básicas debemos seguir satisfaciéndolas, de lo contrario nos morimos, pero hay muchas cosas que de ahora en adelante vamos a satisfacer con una mezcla práctica entre el mundo real y las posibilidades digitales, remotas y virtuales que hemos “descubierto” durante esta pandemia.


Como marcas, lo que hemos venido haciendo, bien o mal, se reflejará en los resultados a corto y mediano plazo que nos mostrará el departamento financiero en su próximo PowerPoint. A nivel de estrategia de publicidad todavía podemos integrar conceptos como solidaridad, comprensión, empatía, unidad, innovación. Todavía podemos seguir esculpiendo nuestros mensajes alrededor de estos temas para que la marca cree la mejor percepción posible y que nos recuerden adecuadamente cuando todo esto “haya pasado”.


 Pero acá lo interesante es pensar en cómo vamos a conectar, reconectar o “interconectar” con los clientes, luego de esta actualización forzada de los sistemas operativos personales de absolutamente todos los habitantes de la tierra. 


No sé si es idea mía, pero yo siento que el mundo cambió.


He dicho.


José Pablo Rivera.

Publicista. Director Creativo. Coleccionista de libros. Músico entusiasta.

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